Alfonso Guerra y Carolina Cnol. (Chris Clark | Spectrum Health Beat)

Usted habrá de imaginarse que Alfonso Guerra vuelve a casa a morir.

Pero no es así.

Él va a casa a vivir.

El nicaragüense de 63 años de edad abordó una aeronave para regresar a su amada patria, con el apoyo de una villa de partidarios—Empleados del hospicio en Spectrum Health, la gente que ama, amigos, y extraños.

Todos se unieron de manera presurosa para concederle a Guerra el deseo profundo en su corazón,  pero parecía tan imposible que por poco y no lo expresa.

Al afrontar un cáncer avanzado en la próstata, anhelaba volver a Managua por última vez; ver el pequeño rancho donde creció, abrazar a la familia, disfrutar del sol tropical y caminar en la playa.

Él espera que su regreso a casa se convierta en el tónico que necesita para ayudarle a vivir un poco más.

“Es muy importante para mí” dijo, mientras sus ojos cafés brillaban.

Muy lejos de casa

Mediante un intérprete, Guerra indicó que han pasado muchos años desde que estuvo por última vez en su madre patria.

Luego de haber nacido y crecido en Nicaragua, algunas décadas atrás él se mudó para trabajar en Costa Rica.

En 2001 se enteró que padecía cáncer de la próstata. Y a recomendación de su médico, se mudó a Grand Rapids, Michigan; donde dispuso de los ahorros de toda su vida para pagar por atención médica.

Ha vivido aquí desde entonces. Encontró trabajo y una casa pequeña con jardín y patio.

Hace dos años, mientras cursaba clases de inglés en West Michigan Literacy Center, conoció a su novia, Carolina Cnol, una mujer hondureña.

La conquistó con flores—tulipanes, rosas, y orquídeas.

“Él es muy especial y detallista” dijo ella, tomándolo de la mano. “Siempre que necesitaba algo, sin siquiera yo darme cuenta, él se enteraba y estaba listo para proveer”.

Al paso del tiempo, el cáncer de Guerra avanzó. Se mestatizó y se esparció por su cadera y los huesos de sus piernas.

(Chris Clark | Spectrum Health Beat)

En junio, buscó la atención y cuidados de Spectrum Health Hospice.

Al describir su alivio por tener al personal de enfermería disponible las 24 horas del día para apoyarlo con el control de su dolor e higiene personal:

“Es maravilloso” dijo.

El enfoque del hospicio proporciona beneficios espirituales al igual que físicos.

“El hospicio brinda toda la atención para vivir plenamente” dijo Cnol. “Él está en paz consigo mismo”.

Una de las tareas que tuvo que confrontar fue la de hacer sus arreglos funerales.

Su trabajadora social en el hospicio, Shandra Hop, le hizo una cita con Rosa Gonzalez, una agente de extensión en la comunidad para la funeraria Reyers North Valley Chapel, el martes 29 de agosto. Bilingüe y bien conectada en la comunidad latina del Oeste de Michigan, Gonzalez ayuda con frecuencia a la gente con arreglos funerarios en sus países de origen.

“Le pregunté: ¿Alfonso, que vas a hacer?” dijo.

Guerra dijo que tal vez donaría su cuerpo a la ciencia. O quizá se inclinaría por la cremación debido a que cuesta mucho menos.

Gonzalez le presionó para que se decidiera. Al final, dijo “quiero volver a mi país”.

Gonzalez le contestó, “Pues eso es lo que vamos a hacer’.

Él se quedó con los ojos abiertos.

“Estaba tan contento” dijo Hop. “Parecía literalmente como si le hubieran quitado un peso de encima”.

(Chris Clark | Spectrum Health Beat)

Gonzalez se comunicó con La Poderosa 93.3 FM una estación de radio local con programación en español, y pidió ayuda para recaudar fondos y comprar el billete de avión. La estación entrevistó a Hop y a Guerra sobre su intención de volver a su país.

Y entonces, el viernes primero de septiembre, Gonzalez y Cnol se pararon en el estacionamiento de Tacos El Cuñado, ubicado en el número 455 de la calle Burton SW, con una caja sellada con cinta adhesiva. Al momento en que la estación transmitió en vivo y en directo en Facebook, una oleada de seguidores llegó hasta el lugar para donar a la causa. Llegaron familias, incluso con niños pequeños, buscando en los bolsillos para contribuir uno o dos dólares.

Al final de la jornada, reunieron hasta $3,400. Más que suficiente para el billete de avión y para cubrir medicamentos y otros gastos.

Hop reservó el billete de avión—en primera clase.  Hizo también los arreglos pertinentes para que alguien escoltara su silla de ruedas en una vez que llegara a Atlanta para trasbordar.

La entrañable reunión

Días antes de su partida, Guerra tenia las valijas ya listas. Ya había enviado toda la ropa que de la que podía prescindir a Texas, para ayudar a los damnificados del huracán Harvey.

Con Cnol a su lado, él sonrió y habló de su infancia en Nicaragua. ¿Su recuerdo favorito? Arrear vacas y montar caballos.

Estaba fascinado de poder ver a su familia de vuelta—misma que incluye a tres hermanos, dos hermanas, dos hijos adultos, y dos nietos.

Sonreía al hablar de sus platillos favoritos, Gallo Pinto es uno de ellos—arroz con frijoles y nacatamales—el tamal típico nicaragüense y de otros países centroamericanos, relleno de arroz, verduras, y carne.

(Chris Clark | Spectrum Health Beat)

El sábado por la mañana, esperaba desayunar lo que más le gustaba de niño.

“Le llaman leche agria” explicó Gonzalez, al tiempo que interpretaba para Guerra. “Es como yogurt, pero no es yogurt, sabe muy rico”.

Entre todas estas expectativas placenteras, sin embargo, Guerra dijo tener emociones encontradas sobre su regreso a casa. Decirle adiós a Cnol, sería difícil.

Cnol asintió, y su voz se quebraba de la emoción.

“Estoy feliz y triste a la vez” dijo ella.

Ellos seguirán en comunicación vía telefónica. Y Cnol espera algún día poder ir a visitarlo.

Arribar con estilo

La mañana del viernes 8 de septiembre, Guerra esperaba ansioso su coche Uber para trasladarse al aeropuerto. Pero Gonzalez tenía otros planes, y una limusina larga lo esperaba.

Guerra se subio a la limusina con Cnol y otras amistades para dar un paseo por Grand Rapids.

“Esta es una gran sorpresa” espetó.

Al llegar al Gerald R. Ford International Airport, documentó su equipaje. Se sentó en una silla de ruedas y se preparó para cruzar los candados de seguridad.

Mirando a Hop, dijo “Ahora soy feliz”.

Y expresó profunda gratitud a todos los que hicieron su jornada posible.

“Gracias” dijo. “Gracias por su tiempo. Gracias por todo. El tiempo de todos ustedes es muy valioso y de verdad agradezco todo lo que han hecho por mí”.

Mi corazón es más grande

Al caminar rumbo a la puerta de embarque, Guerra pidió parar en la tienda de suvenires. Él y Cnol adquirieron imanes idénticos con la leyenda “Grand Rapids, MI” y una imagen del horizonte de la ciudad.

“Esta es mi ciudad” dijo Guerra, “amo Grand Rapids”.

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Se llegó la hora de abordar. Guerra y Cnol se abrazaron y besaron por última vez.

“No te olvides de llamarme” dijo él. Ella le aseguró que así seria.

Cnol se paró y vio a través de la ventana hasta que la aeronave partió. Se dijo maravillada con el número de personas dispuestas a ayudar a Guerra con el regreso a casa.

“Estamos agradecidos por todo el amor que la gente le ha dado” dijo. “Es increíble. Es un sueño hecho realidad. Mi corazón es más grande”.

Para el equipo que le atendió en el hospicio, ayudarlo a realizar el viaje fue motivo de satisfacción.

“Nos encanta poder ayudar” dijo Lisa Vanderwel, directora de Spectrum Health Hospice. “Es la mejor parte de nuestro trabajo—conceder los últimos deseos y garantizar que la gente identifique lo que es más importante para ellos”.

“Alfonso es un hombre muy especial” dijo Hop. “Ver que lo imposible se haya hecho posible ha sido fascinante”.