Al abordar el autobús número nueve de camino a la oficina esta mañana me preguntó el chofer en perfecto español si conocía a Samaríz. Inequívocamente—respondí a la pregunta.

Luego de lamentar su repentina partida el miércoles pasado, el hombre con el que poco he hablado (y siempre en inglés) a lo largo de tantos viajes en su autobús me dijo: «Yo fui con su hermano Cisco a la escuela, aún no lo puedo creer, a muchos nos duele su partida».

Quienes la conocimos de cerca podemos dar fe de su generosidad y gusto por el servicio a los demás. Quizás por eso era su sonrisa un campo magnético que atraía a quienes la conocían por primera vez. Al igual que su madre, Maria Cruz Delegado, fundadora de nuestro Programa Puente, Samaríz brillaba con luz propia en la comunidad latina. Pasando por sus compañeras de trabajo en el Programa de Salud Materno-Infantil de Healthier Communities donde trabajó como promotora de salud, hasta la directora en la escuela primaria César E. Chavez donde Samaríz se desempeñó como coordinadora de servicios escolares durante sus últimos días, y el recuerdo del entonces director de programas juveniles en el Centro Hispano han surgido testimonios de su calidad humana.

«La señora Hernández era una persona dulce y cálida y la echaremos mucho de menos» dijo en una carta a los padres de familia lamentando su partida, Aimee Garcia, titular de la escuela César E. Chavez. «Ella demostraba profunda pasión por nuestra escuela y trabajó incansablemente por mejorar las condiciones de vida de quienes la rodeaban».

Ignacio David Acevedo, quien la conoció como participante en los programas juveniles del Centro Hispano que él administraba en los años noventa, y ahora profesor asociado de psicología en Michigan State University escribió en su cuenta de Facebook: «Si Dios existe y está en los cielos, no puedo concebir que no estés ahí» Y  «Posdata: guárdame lugar».

Alguna vez David también dijo de Samaríz «que tenía duende». Expresión del argot Flamenco reservada para describir a personas que son auténticas.

Así la recordamos quienes fuimos sus amigos y compañeros de trabajo: franca, transparente, valiente—sin miedo a decir lo que venía a su mente. Sugiere David, quien sabe del tema, que su virtud más amplia pudo haber sido tener una personalidad bien definida desde la adolescencia.

Eso es algo que puedo avalar inefablemente. Samaríz poseía una inteligencia social envidiable porque desde chica reclamó su identidad personal tanto como cultural. Latina, boricua, optimista, franca, guerrera de la comunidad que la vio crecer; así recordaremos muchos su paso por nuestras vidas: Siempre Viva.

Mañana martes 14 de noviembre a las 11:00 AM el Padre Steven Cron celebra misa en su honor en la Iglesia San José Obrero, 3138 Birchwood SW, Wyoming.

Samaríz Hernández Cruz será siempre recordada por su hija, Zoë Simone Cruz; su esposo, David Emelander; su madre, Maria y Jesús Delgado-Cruz; su padre, Francisco Velázquez; sus hermanos, Francisco y Brady Velazquez, Frankie y Jamie Velazquez; su hermana,  Mariely Velazquez; y su abuela, Rosalia Ramos.

La familia agradece sus oraciones y sugiere contribuciones al fondo escolar de Zoë Simone Cruz en lugar de arreglos florales.