Ayde Kuyers. (Taylor Ballek | Spectrum Health Beat)

Con su mano derecha en su corazón palpitante, Ayde Kuyers recitó al unísono junto con otros reunidos en la ceremonia.

“Declaro bajo juramento de forma total y absoluta que retracto o renuncio toda lealtad y adherencia a cualquier principado, potentado, estado, o soberanía extranjeros…que apoyaré y defenderé la Constitución y las leyes de los Estados Unidos de América contra todo enemigo, extranjero y doméstico.”

El lugar: Kalamazoo, Michigan.

La fecha: 30 de septiembre de 2016.

Estos son detalles importantes. Años después, sus nietos preguntaran al respecto. Y ellos les dirán cómo ese día fue que vieron correr lágrimas de alegría de 35 países alrededor del mundo.

Todos recitando las ciento cuarenta palabras del juramento al unísono.

Kuyers había olvidado su pañuelo.

Concluyó su juramento: “…y que asumo esta obligación libremente, sin ninguna reserva mental ni intención de evasión; que Dios me ayude.”

Originaria de Ciudad de México, nacida la Navidad de 1974, se habría naturalizado estadounidense.

“Fue muy emotivo» recuerda Kuyers. “De hecho vi a mi padre llorando.”

Kuyers es ahora asistente administrativa en el departamento de enfermería de Zeeland Community Hospital Spectrum Health. Ha sido un largo y fabuloso camino hasta ahora.

Conoció a su esposo, Douglas, años atrás cuando él visitaba la Ciudad de México en plan de negocios. Acto seguido, ella recibió su visa y tarjeta de residente, prueba que sustenta que tiene autorización para vivir y trabajar en Estados Unidos.

El 23 de diciembre de 2000, Kuyers y su esposo emprendieron el viaje de 2,200 millas en auto: de Ciudad de México a Zeeland, Michigan.

Kuyers dejó atrás su ciudad de 8.6 millones de habitantes para llegar a una con 5,800 personas.

Dejar atrás a su familia fue la parte más difícil.

“Tenía 26 años, fue una gran transición” dijo. “Toda mi familia se quedó allá. Fue un gran desafío.”

Recuerda su primera reacción al llegar a Michigan: “¿Dónde están las montañas?”

Su segunda reacción: “Estaba muy frio. Todo era muy frio.”

La mañana siguiente se llevó una sorpresa mayor: sus vecinos. No lo noto en el momento que llegaron la noche anterior, pero su nuevo hogar se situaba al lado del cementerio.

“Él me dijo al día siguiente” comentó.  “Yo estaba sorprendida.”

Ella se ajustó y desarrolló, y muy recientemente obtuvo su nueva ciudadanía.

No fue algo fácil, dijo Kuyers.

“Hice mi solicitud para hacerme ciudadana” dijo. “Estudié historia y civismo de los Estados Unidos, pasé el examen escrito, oral, y de lectura además de la verificación de antecedentes penales. El proceso duró unos seis meses.”

Iluminada de orgullo al participar por primera vez durante los comicios de la elección presidencial de los Estados Unidos.

“Ser ciudadana estadounidense es un honor” dijo. “Ser partícipe de las libertades que este país otorga es un privilegio.”