Fabiola Ramos. (Taylor Ballek | Spectrum Health Beat)

A Fabiola Ramos le encanta dibujar, la ciencia y las matemáticas. Si las cosas pasan según lo tiene contemplado, algún día ella será arquitecta.

…o doctora.

Si de soñar se trata, no existen límites para esta chica hondureña de quince años.

No obstante, cuando se trata de actividad física, Fabiola tiene menos libertad. Desde que se enteró que tenía un problema congénito de ritmo cardíaco, ella ha tenido restricciones desde hace cinco años para hacer ejercicio.

Si se excede físicamente, su frecuencia cardíaca puede ser irregular o acelerada. En ocasiones hasta se ha desmayado.

Pero sintió alivio cuando supo, como estudiante de primer año en la educación media (o preparatoria), que los médicos podrían enmendar su corazón. Sin embargo, la buena noticia estaba mezclada con incertidumbre.

Enmendar su corazón, requería viajar a Grand Rapids, Michigan. Donde recibiría atención en el Congenital Heart Center de Spectrum Health Helen DeVos Children’s Hospital.

Viaje que la llevaría tan lejos de casa en San Pedro Sula, de su madre y padre, Rosie Valle y Elvin Valle, y su hermano Isaac de once años.

«Al principio estaba muy emocionada» dijo a través de un intérprete. «Estaba fascinada de saber que había una solución a mi problema. Pero después empecé a sentirme un tanto triste».

El capítulo en Michigan-Ohio de la organización Healing the Children hizo arreglos para traer a Fabiola al Oeste de Michigan el 30 de octubre de 2018. Entonces conoció a su familia huésped, Kim, Tom Vredevoogd  y familia, Ellie de diez años,  las gemelas de ocho, Olivia y Arie.

«Es de personalidad callada» dijo Kim. «Ha sido un placer tenerla aquí».

Kim, que habla español, tradujo para Fabiola las discusiones de la jornada médica. Ella y Fabiola se sentaban en la terraza de su casa en Byron Center, con vista a los campos de cultivo, los pinos y la piscina en el patio trasero.

Una capa ligera de nieve cubría el paisaje—era la primera nevada que Fabiola veía. Al contestar, qué pensaba del invierno, ella sonrió.

«Hace mucho frio» contestó.

Ella se comunica con su familia mediante una aplicación móvil. Pero también echa de menos a sus amigos.

«Soy persona de pocos amigos que son cercanos» dijo. «Estaban tristes de que los dejara y me viniera para acá».

Su viaje ha sido entretenido, pero sentía nervios relacionados con el tratamiento para el día siguiente.

El surgimiento de la enfermedad

De niña, Fabiola parecía ser tan saludable como los demás niños. El primer síntoma del problema surgió cuando ella tenía diez años.

Un día en la escuela, dentro de un salón repleto con 100 alumnos, se empezó a sentir mal. Ella trató de llamar la atención del docente, pero se desmayó.

Luego de muchas visitas al médico y exámenes, realizados a insistencia de su madre, Fabiola se enteró de su condición.

Ella padecía de un problema congénito de frecuencia cardíaca, llamado síndrome de Wolff, Parkinson y White.  Presenta vías eléctricas adicionales en el corazón que pueden provocar la apresurada frecuencia cardíaca o cambios de ritmo.

Los primeros síntomas pueden aparecer incluso antes de nacer, pero típicamente ocurren cuando los menores alcanzan la adolescencia, indicó el médico Christopher Ratnasamy, especialista en electrofisiología y cardiología pediátrica de Spectrum Health.

En casos raros conlleva a un paro y hasta la muerte. Fabiola platica que su tía-abuela murió de esta condición.

Fabiola practicaba algo de deporte, pero solo por periodos cortos y nunca a alta intensidad. A ella le hubiera gustado jugar en competencias de futbol o basquetbol, pero los riesgos a su corazón eran graves.

En una ocasión sufrió una frecuencia cardiaca extremadamente rápida por una hora—y fue aterrador, nos dijo.

Aunque el síndrome de Wolff, Parkinson y White pone en peligro la vida, generalmente no es fatal. Es tratable y se cura, dijo el doctor Ratnasamy.

El tratamiento consiste de un mínimo procedimiento invasivo llamado ablación por catéter.

El día del procedimiento

Una mañana temprana en noviembre, Fabiola se sometió al procedimiento en el laboratorio de cateterización cardiaca en Helen DeVos Children’s Hospital.

Primero, el doctor Ratnasamy adormeció su corazón utilizando un sistema similar al de posicionamiento global en el cual los catéteres en sus vasos sanguíneos enviaban señales a los autoadhesivos en su pecho. El sistema proporciona una imagen de su corazón en tercera dimensión y es proyectada en un monitor grande sobre la mesa de cirugías.

Este sistema GPS tiene una ventaja sobre la fluoroscopía—un sistema que utiliza rayos X para mapear el corazón—porque no requiere radiación, dijo el doctor Ratnasamy.

Fabiola tenía múltiples vías extra. El doctor Ratnasamy ablacionó algunas áreas empleando radiofrecuencia o calor.

Pero abordó de manera distinta las vías adicionales que yacían cerca del nódulo AV, la conexión eléctrica que es parte del marcapasos natural del corazón. Empleó crioblación para congelar el tejido.

«Con la crioblación, los efectos son más lentos de manera que se puede realizar con mayor precisión y sin daño a las conexiones eléctricas» comentó. «Los efectos son reversibles en la etapa inicial del tratamiento».

Este método lento pero más preciso, le permitió realizar el procedimiento con «riesgo extremadamente mínimo a las vías eléctricas normales».

Una semana después del procedimiento, Fabiola regresó con Kim al centro médico para una visita de seguimiento. Los puntos de acceso para los catéteres en su cuello y piernas cicatrizaban bien.

«El electrocardiograma lucia bien, lo que resulta extremadamente importante» le dijo el doctor Ratnasamy a su paciente por medio de una intérprete.

Le mostró las gráficas impresas de los electrocardiogramas realizados antes y después del procedimiento para mostrarle lo que había cambiado.

La visita le provocó mayor calma, dijo Fabiola.

Ella espera volver pronto a su casa en Honduras; echa de menos su dormitorio en rosa y morado, donde le gusta dibujar. Pero admitió que echara de menos los Estados Unidos, en particular la comida—especialmente los caramelos de cereza de Cherry Republic.

El doctor Ratnasamy desea que se le realice otro electrocardiograma más en seis a doce meses.

«Si todo luce normal, ella habrá sanado» aseveró.

Él considera que Fabiola podrá pronto volver a correr, hacer ejercicio y a ser tan activa como ella lo desee sin temor a provocar ningún problema.

«Entonces podrá hacer todas esas cosas» concluyó «Podrá practicar deporte sin ningún problema».